Cuento infantil : El niño y la estrella
El niño y la estrella : Cuento para niños
Había una vez un niño al que le gustaban mucho las estrellas; era tanta su pasión que se pasaba todas las noches mirando el cielo desde su ventana, hasta que un día el pequeño encontró una estrella muy especial, la más hermosa de todo el cielo, convirtiéndose ésta en su favorita.
Noche tras noche la encontraba siempre en el cielo, hasta que un día de repente no era capaz de verla. El pequeño se vistió corriendo y salió de su cuarto trepando por un pequeño árbol que tenía enfrente de su ventana. Fue caminando y caminando buscándola sin parar, recorriendo un largo camino hasta que la encontró, pero de repente se dio cuenta de que se había perdido.
Sus padres angustiados y preocupados le empezaron a buscar, no sabían dónde podría estar su hijo. El pequeño al mismo tiempo intentaba buscarles a ellos entre la oscuridad de la noche, pero no era capaz de encontrar el camino hacia su casa. En ese momento su estrella favorita comenzó a brillar fuertemente, moviéndose en el cielo como si quisiera marcarle el camino hacia ellos.
Siguió a la estrella durante todo el camino consiguiendo encontrar finalmente su casa donde estaban sus padres muy preocupados. El niño fue hacía ellos rápidamente para abrazarlos, sintiéndose muy contento al poder estar otra vez con su familia.
El niño al volver a su habitación miró por la ventana y, dando gracias a la estrella por ayudarle a encontrar a sus padres, se durmió feliz al saber que tenía una nueva amiga que le ayudaría siempre cuando no pudiera encontrar el camino entre la oscuridad.
Por Maria Gabriela. De 12 años.
Aragua, Venezuela.
Había una vez un niño al que le gustaban mucho las estrellas; era tanta su pasión que se pasaba todas las noches mirando el cielo desde su ventana, hasta que un día el pequeño encontró una estrella muy especial, la más hermosa de todo el cielo, convirtiéndose ésta en su favorita.
Noche tras noche la encontraba siempre en el cielo, hasta que un día de repente no era capaz de verla. El pequeño se vistió corriendo y salió de su cuarto trepando por un pequeño árbol que tenía enfrente de su ventana. Fue caminando y caminando buscándola sin parar, recorriendo un largo camino hasta que la encontró, pero de repente se dio cuenta de que se había perdido.
Sus padres angustiados y preocupados le empezaron a buscar, no sabían dónde podría estar su hijo. El pequeño al mismo tiempo intentaba buscarles a ellos entre la oscuridad de la noche, pero no era capaz de encontrar el camino hacia su casa. En ese momento su estrella favorita comenzó a brillar fuertemente, moviéndose en el cielo como si quisiera marcarle el camino hacia ellos.
Siguió a la estrella durante todo el camino consiguiendo encontrar finalmente su casa donde estaban sus padres muy preocupados. El niño fue hacía ellos rápidamente para abrazarlos, sintiéndose muy contento al poder estar otra vez con su familia.
El niño al volver a su habitación miró por la ventana y, dando gracias a la estrella por ayudarle a encontrar a sus padres, se durmió feliz al saber que tenía una nueva amiga que le ayudaría siempre cuando no pudiera encontrar el camino entre la oscuridad.
Por Maria Gabriela. De 12 años.
Aragua, Venezuela.
Fábula: El gato y las sardinas
El gato y las sardinas
Érase una vez un gato al que le encantaba comer, pero sobre todo sardinas, su plato favorito. Pero aquel gato era un poco tímido y torpón y no solía dar con su manjar preferido casi nunca.
Pero su suerte cambió cuando alejándose algo más de lo habitual en su paseo, dio con un mercado de abastos situado en plena zona costera. En aquel mercado muchos pescadores ofrecían sus mercancías y había cajas de sardinas frescas por todos lados.
El gato, de tanta hambre que tenía, no dudó un momento en dejar su torpeza y timidez a un lado para hacerse con alguna de aquellas sardinas. De este modo comenzó a perseguir y a acechar a uno de los vendedores, y aprovechando un momento de descuido por parte de este, el gato saltó sobre la caja de sardinas que almacenaba haciéndose entre sus bigotes con una hermosísima. Pero su torpeza se hizo evidente durante aquella acción, y el vendedor no tardó en pillar al gato, persiguiéndole tras esto por todo el mercado lleno de furia.
En su huida, el gato fue a parar a un bosque con un maravilloso arroyo y montones de hierbas frescas. El gato, sintiéndose ya a salvo, pensó que aquel era el lugar ideal para degustar como debía su deliciosa sardina. Pero entonces, el gato creyó ver en el agua a otro gato con una sardina aún más grande y apetecible que la suya, y muerto de envidia, saló al agua para arrebatársela.
Pronto comprendió que no había tal gato ni tal sardina, y que en realidad, había contemplado sobre el agua su propia imagen deformada y ampliada. Una vez logró salir del agua, comprendió también que había perdido la comida y que ya no podría degustar su rica sardina.
¡Qué amarga lección recibió aquel gato, por dejarse llevar por la envidia y el ansia!
0 comentarios:
Publicar un comentario